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Cosas que ver en Praga

Praga es una ciudad que se disfruta más allá de sus monumentos. Una de las cosas que ver en Praga es su ambiente cotidiano: terrazas llenas de vida, cafés antiguos donde parece que el tiempo se detiene y músicos callejeros que transforman una simple caminata en una experiencia especial. Cada rincón tiene algo que contar, incluso cuando no sabes muy bien qué estás viendo.

La gastronomía es otra forma de mirar la ciudad. Probar una buena sopa goulash, un plato de cerdo con knedlíky o un dulce trdelník no es solo comer: es entender una parte de su identidad. Y si se acompaña con una cerveza local en una taberna tradicional, la experiencia se vuelve aún más completa.

También vale la pena detenerse en los pequeños detalles. Los escaparates, los tranvías que cruzan lentamente el centro, los grafitis discretos en callejones escondidos.

Lugares que ver en Praga

Praga es una ciudad repleta de lugares que capturan la esencia de Europa Central. Uno de los más conocidos es el Castillo de Praga, una vasta construcción que domina la ciudad desde lo alto y que alberga la impresionante Catedral de San Vito. Desde sus jardines y terrazas se obtienen vistas panorámicas que valen por sí solas la visita.

Caminando por el Puente de Carlos, con sus esculturas barrocas y artistas callejeros, se llega al Casco Antiguo, donde la Plaza de la Ciudad Vieja y el Reloj Astronómico son protagonistas. Esta zona, siempre animada, conserva una atmósfera medieval entre calles estrechas y edificios con siglos de historia.

Otro rincón imperdible es el Barrio Judío, con sinagogas, el antiguo cementerio y el Museo Judío, que narran una parte importante del pasado de la ciudad. Más allá, el Monte Petrín ofrece un respiro verde con senderos, miradores y una pequeña torre que recuerda a la Torre Eiffel.

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1. Castillo de Praga

El Castillo de Praga es uno de los emblemas más reconocibles de la ciudad y una de las fortalezas más grandes del mundo. Ubicado en lo alto de una colina sobre el río Moldava, su silueta domina el paisaje urbano y ofrece algunas de las mejores vistas panorámicas de la capital checa. Este complejo no es solo una construcción monumental, sino también el corazón histórico y político del país, ya que desde aquí han gobernado reyes, emperadores y presidentes.

Dentro de sus murallas se encuentran edificios de gran valor histórico y arquitectónico, como la majestuosa Catedral de San Vito, el Antiguo Palacio Real, la Basílica de San Jorge y el encantador Callejón del Oro, una estrecha calle donde antiguamente vivían orfebres y que hoy conserva un aire de cuento.

Pasear por el castillo es como recorrer diferentes épocas, desde el románico hasta el gótico y el barroco, en un solo lugar. Ya sea por su historia, su arquitectura o las vistas que ofrece, el Castillo de Praga es una visita que no decepciona.

Que ver en Praga

2. La Catedral de San Vito

La Catedral de San Vito es el corazón espiritual y arquitectónico de Praga. Situada dentro del complejo del Castillo, esta catedral gótica no solo destaca por su tamaño imponente, sino por la riqueza de detalles que alberga tanto en su exterior como en su interior.

Desde el momento en que te acercas, sus torres afiladas y su fachada decorada impresionan. Dentro, los ojos se dirigen inevitablemente a las coloridas vidrieras, muchas de ellas diseñadas por artistas checos destacados. La Capilla de San Wenceslao llama especialmente la atención por su atmósfera solemne y sus muros cubiertos de piedras semipreciosas.

También se puede visitar la tumba de San Juan Nepomuceno, uno de los lugares más fotografiados, así como los sepulcros de antiguos reyes de Bohemia. Y si tienes energía, subir los más de 280 escalones de la torre ofrece una vista inigualable de la ciudad.

Praga es una ciudad que te atrapa, con sus puentes, calles empedradas y una atmósfera que no puedes encontrar en ningún otro lugar.

Autor Anonimo

3. El Puente de Carlos

El Puente de Carlos es uno de los símbolos más reconocibles de Praga. Cruza el río Moldava uniendo la Ciudad Vieja con Malá Strana, y caminar sobre él es casi una obligación para quien visita la capital checa. Construido en el siglo XIV bajo el reinado de Carlos IV, ha sido testigo de siglos de historia, y hoy mantiene ese aire antiguo que lo hace tan especial.

Durante el día, el puente se llena de vida: artistas callejeros, músicos y puestos de souvenirs lo convierten en un paseo animado, aunque algo concurrido. A los lados, las 30 estatuas barrocas que lo decoran parecen observar a los transeúntes, siendo la de San Juan Nepomuceno la más famosa, ya que tocarla se dice que trae suerte.

Pero si hay un momento mágico para cruzarlo, es al amanecer o al atardecer, cuando la luz tiñe de dorado la piedra y la ciudad se refleja en el río.

4. El Monte Petřín

El Monte Petřín es uno de los pulmones verdes de Praga y un lugar perfecto para alejarse del bullicio sin salir de la ciudad. Con sus senderos rodeados de árboles, jardines y rincones tranquilos, es ideal para pasear, hacer un picnic o simplemente disfrutar de la naturaleza. La colina ofrece una de las vistas más espectaculares del casco histórico, especialmente al atardecer.

Uno de sus atractivos más conocidos es la torre de Petřín, una estructura metálica que recuerda a la Torre Eiffel pero en versión reducida. Subir sus escaleras (o tomar el ascensor) recompensa con una panorámica de 360° que abarca desde el Castillo de Praga hasta los tejados del Barrio Pequeño. Justo al lado, el laberinto de espejos ofrece una experiencia divertida y algo nostálgica.

Para llegar a la cima, puedes caminar o tomar el funicular, que ya es una experiencia en sí misma. El Monte Petřín no solo es un mirador privilegiado, sino también un rincón lleno de encanto, donde el ritmo de la ciudad se ralentiza entre la  vegetación.

5. El Reloj Astronómico

El Reloj Astronómico de Praga, instalado en 1410, no es solo uno de los más antiguos del mundo aún en funcionamiento, sino también uno de los más curiosos. Se encuentra en la fachada del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja y cada hora en punto, multitudes se reúnen para ver su pequeño espectáculo mecánico. Las figuras de los Doce Apóstoles desfilan mientras otras figuras alegóricas —como la Muerte o la Vanidad— se mueven simbólicamente.

Más allá del show, la propia estructura del reloj es una maravilla técnica. Está compuesto por varios mecanismos que muestran no solo la hora, sino también el calendario, las fases de la luna y la posición del sol y los signos del zodíaco. Observar su complejidad puede llevar tiempo, pero es fácil quedar fascinado por su nivel de detalle y precisión, sobre todo teniendo en cuenta su antigüedad.

El lugar también ofrece la posibilidad de subir a la torre del Ayuntamiento, desde donde se obtiene una de las mejores vistas del centro histórico de Praga. Visitar el Reloj Astronómico no es solo ver una atracción, sino presenciar cómo el tiempo ha sido medido, representado y celebrado durante siglos en el corazón de Europa.

Que ver en Praga

Qué ver en Praga en un día

Visitar Praga en un solo día puede parecer poco, pero con un buen ritmo se pueden conocer varios de sus encantos esenciales. La jornada puede comenzar en la Ciudad Vieja, donde el Reloj Astronómico marca el pulso de los visitantes que se reúnen cada hora. Desde allí, pasear por las callejuelas adoquinadas hasta el Puente de Carlos es casi obligatorio, disfrutando del arte callejero y las vistas al Moldava.

Cruzando el puente, el camino lleva al Castillo de Praga, uno de los complejos más grandes del mundo. Aunque no se pueda recorrer entero en pocas horas, sí es posible admirar la Catedral de San Vito y perderse un rato por el Callejón del Oro. Desde aquí, las vistas a la ciudad son inmejorables, y el descenso por el Barrio Pequeño está lleno de rincones con encanto.

Para terminar el día, nada como subir al Monte Petřín o recorrer la orilla del río al atardecer. Praga, incluso en una visita breve, logra dejar huella

Que ver en Praga

Qué ver en Praga y alrededores

Praga es una ciudad increíblemente rica en historia, pero sus alrededores también merecen ser explorados. A solo una hora de la ciudad, el Castillo de Karlštejn destaca por su arquitectura gótica, rodeado de bosques y paisajes hermosos. Este castillo, que sirvió como refugio de los reyes checos, es un destino popular para los viajeros.

Cerca de Praga, el Monasterio de Sedlec en Kutná Hora alberga la Capilla de los Huesos, un lugar macabro y fascinante que te hará reflexionar sobre la historia. Otro castillo cercano, el Castillo de Český Šternberk, ofrece un vistazo a la vida medieval con vistas impresionantes.

Si prefieres algo de naturaleza, el Valle de Berounka es perfecto para hacer senderismo o pasear en bote. Sus paisajes rurales y tranquilos ofrecen una experiencia diferente a la vibrante Praga. Para los aficionados a la historia, el Castillo de Konopiště es otro lugar interesante cerca de la ciudad, con una fascinante colección de armas y una historia fascinante.

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