Con solo una semana por delante, lo más sensato es centrarse en una región concreta. Sudáfrica es enorme y las distancias no se recorren en un rato. Una buena opción para un primer viaje es combinar lo mejor de Ciudad del Cabo con una escapada de naturaleza y fauna, sin ir demasiado lejos.
La ruta más equilibrada podría empezar en Ciudad del Cabo, una ciudad que mezcla mar, montaña y mucha vida local. En dos o tres días puedes subir a Table Mountain, pasear por el V&A Waterfront, acercarte a los coloridos barrios de Bo-Kaap y, si el tiempo acompaña, ver el atardecer desde Signal Hill o Camps Bay.
Desde ahí, un día lo puedes dedicar a recorrer la Península del Cabo: Hout Bay, Chapman’s Peak Drive, el Cabo de Buena Esperanza y, por supuesto, los pingüinos de Boulders Beach, en Simon’s Town.
Los siguientes días puedes salir hacia la Ruta Jardín, un tramo costero lleno de paisajes cambiantes y pueblos con encanto. Knysna es uno de ellos, rodeado de lagunas y bosques. Es un buen lugar para parar, relajarse y descubrir otra cara del país.
Si prefieres cerrar el viaje con fauna, puedes reservar los últimos días para un safari en una reserva privada cerca de Port Elizabeth, accesible desde la Ruta Jardín.
En siete días no se puede ver todo, pero sí lo suficiente para entender por qué tantos viajeros vuelven. Sudáfrica no se agota en una sola visita… pero una semana bien planificada es un gran comienzo.