Qué ver en Reikiavik
Actividades destacadas

Cascadas Seljalandsfoss y Skógafoss + Glaciar Sólheimajökull
Cascadas de postal y caminata sobre hielo volcánico.

Círculo de Oro + Aurora boreal
Círculo de Oro de día, auroras mágicas por la noche.
Cosas que ver en Reikiavik
Reikiavik es mucho más que su arquitectura o sus monumentos: es una ciudad que se vive. Entre las cosas que ver en Reikiavik destacan las pequeñas experiencias que construyen una imagen auténtica del lugar. Por ejemplo, caminar por Laugavegur, la calle principal, no solo es hacer compras, sino ver cómo conviven lo moderno y lo tradicional, con arte urbano, tiendas de diseño y cafés acogedores donde se respira el ritmo tranquilo de la ciudad.
Otra de las cosas que ver en Reikiavik es cómo la naturaleza se cuela en la vida diaria. Desde casi cualquier punto se ven montañas o el mar, y en días despejados, la luz ártica convierte todo en un espectáculo silencioso. En invierno, no es raro que aparezcan las auroras boreales sobre los tejados, regalando momentos únicos sin tener que salir de la ciudad.
Además, Reikiavik es cultura en pequeñas dosis: música en vivo en bares, galerías de arte alternativas, murales inesperados en las esquinas. Aquí no hace falta buscar grandes eventos para sentir que estás en un sitio especial. Solo caminar con calma, entrar a un café, charlar con un local o simplemente observar el día a día. Porque, más allá de los lugares, Reikiavik se descubre en los detalles.


Lugares que ver en Reikiavik
Reikiavik, la capital más septentrional del mundo, ofrece una variedad sorprendente de lugares para descubrir. El Harpa, el moderno edificio de conciertos y conferencias, es un ícono arquitectónico con su fachada de cristal inspirada en los basaltos islandeses. Frente al mar, la escultura del Sun Voyager invita a contemplar el horizonte y conectar con el espíritu explorador del país.
Otro de los lugares imperdibles es la iglesia Hallgrímskirkja, visible desde casi cualquier punto de la ciudad gracias a su imponente torre. Desde lo alto, se obtiene una de las mejores vistas panorámicas de Reikiavik. En el casco antiguo, el lago Tjörnin ofrece un rincón tranquilo rodeado de coloridas casas y edificios institucionales como el Ayuntamiento y la Galería Nacional de Islandia.
Para adentrarse en la historia local, el Museo Nacional de Islandia y el Museo al aire libre Árbæjarsafn permiten entender la evolución del país, desde la época vikinga hasta la modernidad. También vale la pena visitar la Perlan, un edificio futurista que combina mirador, museo y restaurante, ofreciendo vistas de la ciudad y sus alrededores.

Glaciares y cascadas de la costa sur de Islandia
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Tour de las auroras boreales en Islandia
Persigue luces danzantes en una noche de otro mundo.
1. El Sun Voyager
El Sun Voyager es una de las esculturas más emblemáticas de Reikiavik y uno de sus símbolos más reconocibles. Situada junto al paseo marítimo, esta obra del artista Jón Gunnar Árnason representa un barco vikingo estilizado, aunque no fue concebida como tal. Según su autor, simboliza un «barco de los sueños», una oda a la libertad, la esperanza y el descubrimiento.
Fabricada en acero inoxidable y colocada sobre una base de piedra pulida, la escultura brilla especialmente al atardecer, cuando el sol se refleja sobre sus superficies metálicas y el horizonte se tiñe de colores dorados. El entorno en el que se encuentra también aporta parte de su encanto: frente al Monte Esja y con el mar de fondo, ofrece una de las vistas más espectaculares de la capital islandesa.
El Sun Voyager no es solo una atracción turística, sino también un lugar para la contemplación. Quienes se acercan a él suelen quedarse en silencio, observando el mar y dejando que la brisa marina acompañe sus pensamientos. Es una parada breve, pero inolvidable, en cualquier visita a Reikiavik.

2. El Harpa de Reikiavik
El Harpa de Reikiavik es mucho más que un centro de conciertos: es un ícono moderno de la arquitectura islandesa y un símbolo del renacer cultural del país. Inaugurado en 2011, este edificio se ha convertido en uno de los espacios más fotografiados de la ciudad, tanto por su impactante diseño como por su ubicación frente al mar.
Diseñado por el estudio danés Henning Larsen Architects en colaboración con el artista Olafur Eliasson, el Harpa destaca por su fachada de vidrio geométrico que refleja la luz natural y cambia de color según el clima y la hora del día. Este efecto convierte al edificio en un espectáculo visual en sí mismo, incluso sin necesidad de entrar.
En su interior, el Harpa alberga salas de conciertos, eventos culturales y conferencias, siendo sede de la Orquesta Sinfónica de Islandia y la Ópera de Islandia. Pero también es un lugar donde locales y visitantes pasean, disfrutan de una exposición o simplemente se relajan con vistas al puerto.

Reikiavik es la única capital donde un paseo al supermercado puede incluir vistas a volcanes
Autor Anonimo
3. La iglesia Hallgrímskirkja
La iglesia Hallgrímskirkja es, sin duda, el monumento más emblemático de Reikiavik y uno de los edificios más altos de Islandia. Su silueta futurista y minimalista destaca sobre el horizonte de la ciudad, inspirada en las formas de las columnas de basalto que se encuentran en la naturaleza islandesa. Esta iglesia luterana, diseñada por Guðjón Samúelsson, tardó más de 40 años en construirse y se ha convertido en un símbolo del país.
Lo primero que impacta al verla es su fachada escalonada, que recuerda a una cascada petrificada. En la entrada, una estatua de Leif Erikson —el explorador nórdico que llegó a América antes que Colón— da la bienvenida a los visitantes. Pero lo mejor espera dentro: subir a su torre ofrece una de las mejores vistas panorámicas de Reikiavik, con el mar por un lado y los paisajes montañosos por el otro.
En el interior, la Hallgrímskirkja mantiene una estética sobria, con un impresionante órgano de tubos como elemento protagonista. Tanto si te interesa la arquitectura como si solo buscas una buena panorámica, esta iglesia es una visita obligada y un punto de referencia constante en cualquier recorrido por la capital islandesa.

4. El Perlan
El Perlan es uno de los edificios más singulares y visitados de Reikiavik, no solo por su arquitectura futurista, sino por la experiencia completa que ofrece. Situado sobre la colina Öskjuhlíð, este domo de cristal construido sobre tanques de agua caliente ofrece vistas panorámicas de toda la ciudad y sus alrededores. Desde su mirador, se puede contemplar el mar, las montañas e incluso auroras boreales en invierno.
En su interior, Perlan alberga el Wonders of Iceland, un museo interactivo donde se exploran fenómenos naturales del país: volcanes, glaciares, auroras y geotermia. Una de las atracciones más destacadas es la cueva de hielo artificial, que permite recorrer un túnel hecho completamente de hielo real, construido para imitar las formaciones naturales de los glaciares islandeses.
Además, el edificio cuenta con un restaurante giratorio bajo su cúpula, donde se puede disfrutar de una comida mientras el paisaje cambia constantemente.
5. Thingvellir
El Parque Nacional de Þingvellir (Thingvellir) es uno de los lugares más emblemáticos de Islandia, tanto por su importancia histórica como por su singular geografía. Ubicado a menos de una hora de Reikiavik, este sitio forma parte del famoso Círculo Dorado, y es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Aquí se fundó en el año 930 el primer parlamento democrático del mundo, el Althing, cuyas reuniones se realizaban al aire libre, rodeadas de montañas y fisuras volcánicas. Caminar por este valle es hacerlo por un espacio donde la historia se siente presente y donde los paisajes parecen sacados de otro planeta. Las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia se separan lentamente en esta zona, creando grietas y cañones que puedes explorar a pie.
Uno de los puntos más conocidos es Silfra, una fisura con aguas cristalinas donde es posible practicar buceo o snorkel entre continentes. Thingvellir no es solo un lugar para ver, sino también para sentir: el silencio, la fuerza de la tierra y la historia que aún resuena en sus llanuras.

Qué ver en Reikiavik en un día
Si solo dispones de un día en Reikiavik, puedes aprovecharlo para descubrir algunos de los lugares más emblemáticos sin necesidad de prisas. Comienza la jornada en la iglesia Hallgrímskirkja, uno de los símbolos de la ciudad, desde cuya torre se obtiene una vista panorámica de las coloridas casas y el mar. A pocos pasos se encuentra la animada calle Laugavegur, perfecta para pasear, curiosear en tiendas locales y disfrutar de un desayuno islandés.
Después, acércate al Harpa, el auditorio y centro de conciertos con su fachada de cristal inspirada en las formas de la naturaleza. Desde allí, camina por el paseo marítimo hasta llegar al Sun Voyager, una escultura que evoca los viajes vikingos y que es perfecta para una foto frente al Atlántico. Si el tiempo lo permite, visita el museo Perlan, donde puedes explorar exposiciones sobre los glaciares y la geología de Islandia, además de disfrutar de su mirador 360°.
Cierra el día con un baño relajante en alguna piscina termal local, como la piscina geotermal de Sundhöllin. Reikiavik, aunque pequeña, está llena de encanto y es perfecta para una escapada corta sin dejar de ofrecer una experiencia completa y auténtica.

Qué ver en Reikiavik y alrededores
Reikiavik y sus alrededores ofrecen una combinación perfecta entre cultura urbana y naturaleza salvaje, ideal para una escapada que sorprende en cada rincón. En la ciudad, no pueden faltar paradas en lugares como la Hallgrímskirkja, el Harpa o el Sun Voyager, que reflejan la identidad moderna y artística de la capital islandesa. Sus calles tranquilas, los cafés con carácter propio y los pequeños museos invitan a tomarse el tiempo con calma.
Pero lo realmente especial ocurre cuando te alejas un poco del centro. A tan solo 45 minutos en coche, se encuentra Thingvellir, un parque nacional donde puedes caminar entre dos placas tectónicas. También cerca está el famoso Círculo Dorado, con paradas imprescindibles como el géiser Strokkur y la cascada Gullfoss, que muestran la fuerza natural de Islandia en su máximo esplendor.
Si tienes más tiempo, puedes dirigirte hacia la Laguna Azul, un balneario geotermal rodeado de campos de lava, o perderte en las costas del sur, donde los paisajes parecen sacados de otro planeta. Ya sea en la ciudad o en sus alrededores, Reikiavik sirve como el punto de partida ideal para entender por qué Islandia es un destino tan único.
